
Los rasgos de eclecticismo Beaux-arts decimonónico con toques de estilo Sezzesión Vienesa en algunos de los salones estaban debajo de capas y capas en ruinas. El espíritu que el arquitecto Agostini le imprimió al Hotel Savoy allá por 1908 estaba aún intacto y sólo hacía falta un equipo dispuesto a rescatarlo. La historia inspiraba para esa recuperación: por allí pasó Evita antes de convertirse en primera dama, cenó Albert Einstein en su única visita a la Argentina en 1925, y Lisandro de la Torre fundó el Partido Demócrata Progresista en 1914.

Además, el deterioro de la construcción era notorio: las fachadas cubiertas de carteles, la cúpula cerrada, los cielorrasos de 4 metros de altura y los trabajos de yesería tapados se habían bajado a medidas mínimas. Pero el reciclado volvió el tiempo atrás: se replantearon las instalaciones según la legislación, seguridad y confort modernos, con 173 habitaciones de categoría superior, que retomaron las alturas nobles del edificio original. “Las habitaciones de esquina, bajo la cúpula, que durante años habían estado abandonadas, se transformaron en las especiales de cada piso. Partimos de aquello que podía recuperarse, para completar el diseño con agregados modernos pero que siguieran el ADN original del hotel”, destacan enm CE&A.
El Salón Imperio, exponente del estilo Sezzeción, se integró a la recepción como Lobby-Bar, dándole mayor uso y exposición. Para darle aún más visibilidad hacia la calle y terminar de redondear la presencia fuerte de su historia de cara a la ciudad, en pocos meses se ejecutará un porte-cochere para acceso, lo que terminará de dignificar la entrada.
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