sábado, 1 de enero de 2011

El desvelo de la calidad sustentable

El estudio Neumann-Kohn, especialista en el diseño de oficinas certificado con la norma ISO 9001, se reunió con proveedores de alto nivel e idéntica preocupación por la calidad: Molinos Tarquini, Decibel, Rheem, Karavell, IndusParquet y Formicolor. Por Soledad Aguado

Puntualísimos, los arquitectos Lucio Neumann y Marisa Kohn, matrimonio cuyos primeros trabajos en arquitectura datan de los días de universidad, llegaron a Novecento para compartir el desayuno empresarial del bimestre junto a destacados proveedores, todos convocados por Mercado & Materiales. Luego, fueron sumándose los proveedores: Guillermo Tarquini, responsable de Molinos Tarquini; Denise Karagozlu, directora comercial de Karavell; Magdalena Jovanovich, jefe de marketing de Rheem; Alan Roy Bahamonde, encargado de Ventas Técnicas de Decibel Sudamericana; Fernando Mollo, representante de ventas de IndusParquet; y Patricia González Ruiz, de Formicolor.

La presentación de los arquitectos mostró la pasión que tienen por su especialidad (target que confiesan totalmente elegido): las oficinas corporativas. Los plazos cortos, la necesidad de flexibilidad absoluta, y los desafíos de la incorporación de tecnología marcan su tarea cotidiana. Y les encanta. Es un estudio distinto, innovador: basta con decir que certificó internamente la norma ISO 9001 el año último, que en ese marco se hacen un tiempo para capacitaciones todos los viernes, y que son los responsables de ejecutar la primera oficina con certificación Leed en el país hecha para una entidad financiera.

“Actualmente, estamos poniendo en valor un hotel en San Telmo así como el antiguo edificio de Alpargatas. También, nos hicimos cargo del primer interior de oficina certificado por la norma LEED en la Argentina, diseñadas para una entidad financiera”

Aire acondicionado, equipamiento, cableados son parte de sus proveedores habituales. Entre las obras destacadas de su portfolio, aparece la oficina del grupo sojero Los Grobo a quienes buscaron idearle “una oficina como herramienta actualizada, que, por una parte facilite los procesos internos, contemplando con rigor las interrelaciones entre áreas y las funciones de cada sector y, que, se convierta en su estandarte. Es un edificio rural: sencillo, económico en su construcción y rigurosamente funcional”, describen.

También ampliaron la planta de Cachamai, mudaron a 1300 puestos de trabajo para Price Waterhouse & Coopers, en sólo tres meses de obra, al edificio “La Nación”; y pusieron en valor integralmente el viejo edificio de Alpargatas sobre la calle Azara para contener las nuevas oficinas de esa empresa y más para PWC.

“Hay obras que implican solo el interiorismo, otras un nuevo edificio, otras, el reciclaje de una vieja cáscara” cuentan mostrando el amplio rango que pueden tener sus obras.

“Si bien la tecnología no reemplazó la importancia de la interacción humana, sí se visualiza la alta incidencia del costo de insertarla en las áreas de trabajo”

“Se jerarquizó el sector comedor como cantinas de trabajo, que no se congelan en la funcionalidad del almuerzo solamente sino que sirven también para reuniones informales”

“El target fue elegido”, confiesan. “En los ’80, veíamos a los estudios grandes posicionarse como generalistas y nosotros decidimos concentrarnos en un nicho, el de las oficinas. Aunque con el tiempo y en general, por clientes del rubro que nos recomendaban para otras obras, surgieron proyectos de hotelería y de propiedad horizontal como el del hotel de San Telmo que estamos haciendo ahora (puesta en valor del antiguo Hotel Argentino)”. Atentos a las tendencias, pasaron por la más reciente feria sobre oficinas de Alemania, y aseguran que todavía no está tan definida la nueva cultura del teletrabajo. El open plan se acata relativamente como tendencia en la Argentina. Pero la migración de la forma de trabajo aún no es tan evidente. “El contacto humano sigue siendo motor de los negocios. La tecnología no reemplaza la interacción”, asegura Marisa Kohn. “Sí se visualiza el impacto de la incidencia del costo de la tecnología y el trabajo que da insertarla correctamente en obra”.

También encuentran una gran velocidad en la mutación de las empresas, por lo que cada proyecto debe facilitar cambios no traumáticos de ser necesario que la identidad corporativa mute, que se expanda la cantidad de empleados, etc. “Los cambios deben ser veloces y el espacio, flexible ante ellos”.

En las nuevas oficinas, hay cada vez más salas multipropósito, compartidas, para reuniones internas. Las áreas de comedor se trajeron a escena en lugar de esconderlas en pequeños metrajes del sector de servicio, y hoy son lugar de desconexión. “Se jerarquizó el sector comedor como cantinas de trabajo que no se congelan en la funcionalidad del almuerzo solamente sino que sirven para reuniones informales, tienen conectividad wifi y a veces, se complementan con áreas de break out con plasmas, juegos y sillones”.

Guillermo Tarquini pregunta por los colores, inspirado por su especialidad en revestimientos, morteros y pinturas. Y la dupla Neumann- Kohn responde que son bastante conservadores en ese aspecto y que prefieren contenedores neutros. “El color sólo como acentos o cuando la imagen de la empresa así lo requiere.”

Local o importado
“Buscamos trabajar con proveedores que puedan asegurarnos la disponibilidad del material en tiempo y forma, dado que los plazos de ejecución para oficinas en general son muy veloces”, detalla Neumann. Y entonces, surge un debate entre todos respecto de las trabas de importación que complican a más de uno.

“Estamos viendo cómo salvar las trabas a futuro”, dice Jovanovich, de Rheem que traía equipos rooftop de Estados Unidos.

“En nuestro caso, no hemos tenido problemas mayores con la importación”, manifiesta Karagozlu, de Karavell. “Lo que detectamos es que los clientes nos piden más producto nacional por ese temor de que el importado no llegue a tiempo. Para los socios del estudio, algunas condiciones de sustentabilidad están ligadas a la regionalidad de los productos. Por ejemplo, LEED exige que se utilicen elementos producidos a no más de 800 km de donde será colocados. “Allí es donde cobran peso los materiales locales, y resultan un estímulo a la industria. Hay que reconocer que en algún momento hubo excesos absurdos de importación. Comprar lo hecho aquí quita costos y acorta plazos”, explican.

Para González Ruiz, representante de Formicolor, “honestamente, si colocamos una referencia entre el producto nacional y el importado, nuestro producto local es mucho más costoso que el importado, pero la diferencia radica en que si se importa el material el cliente se ve obligados a traer una carga de 7000 hojas para lo cual tienen que desembolsar una cantidad importante de dinero y en el caso de reponer algo de material, los plazos de entrega no son menores a 60 dias. Localmente, el consumidor siempre cuenta con una reposición en no más de 48 horas”.


Buscando soluciones a este planteo, Jovanovich dice advertir calidad diferentes, por caso, en los colectores solares, terreno en el que están comenzando a trabajar en Rheem. “Sería bueno pensar en una integración de productos”. “Claro, complementar con importación”, se suma a la idea la responsable comercial de Karavell.

“Sería bueno pensar en integrar producción nacional con productos importados para lograr un equilibrio, complementar”, coincidieron las responsables de Rheem y Karavell

“No veo dicotomía entre lo importado y lo nacional. Acomodarse a la tecnología para producir aquí es bueno. Pero es un desafío que muchas empresas se deben aún” (Tarquini)

Mientras tanto, tras escuchar atento las voces, Guillermo Tarquini aporta su mirada: “Nuestra empresa tiene 67 años, la fundó mi padre que todavía sigue trabajando. Es una empresa nacional apostando a tecnología e innovación e industria nacional. No veo dicotomía entre lo importado y lo nacional. Acomodarse a la tecnología para producir aquí es bueno. Es, de hecho, un desafío que es una deuda de muchas empresas y que permite entender la necesidad del cliente de contar con producto local, más cercano”.

La bandera de la sustentabilidad “Para nuestro estudio, sostener el tema sustentable es algo vital para los tiempos que corren”, asegura Kohn. De hecho, basta con decir que uno de los más recientes trabajos terminados por el equipo, es el primer interior de oficinas que obtiene la certificación LEED en nuestro país.

“La sustentabilidad empieza a ser un tema para las empresas, es una intención en su agenda al menos. El reclamo social cuando cobra fuerza, actúa sobre la conciencia de los clientes”, afirman los titulares del estudio. En el caso de las oficinas LEED, las alberga la torre Madero Office, un edificio singular por su geometría y también por estar certificado en su construcción. “Su forma y el inmenso vano en el coronamiento la han convertido rápidamente en una marca urbana de Buenos Aires”, comentan.

El proyecto de la oficina en sí comenzó en diciembre de 2009 e implicaba 16.500 m2 con premisas de proyecto expresadas claramente: “un plazo de ejecución sumamente acotado (180 días para proyecto y dirección), una estética que tuviera un fuerte family feeling con la casa matriz, y una resolución funcional que facilitara el desarrollo de las tareas para todo el personal, generando un entorno estimulante y manifestando con fuerza la convicción de que la distinción entre las jerarquías laborales no es una cuestión de diferencias entre las características de los puestos de trabajo, sino de responsabilidad individual que cada miembro del grupo asume”.

“Para dar una pronta respuesta a las necesidades de las obras, mantenemos los stocks altos en el país. Y todos nuestros productos están certificados con la norma FSC” (IndusParquet)

“La sustentabilidad empieza a ser un tema para las empresas, es una intención en su agenda al menos. El reclamo social actúa sobre la conciencia de los clientes” (NK)

Pero también estaba en aquella lista un fuerte compromiso ambiental corporativo por parte del cliente. “ Haber optado por la primera torre corporativa con certificación LEED en la Argentina, no agotó su compromiso con la sustentabilidad. Esta gran instalación de oficinas, va a ser la primera en la Argentina con certificación LEED para sus interiores corporativos”, resumen.

De la mano del tema sustentable, los productos naturales son un ítem complejo. Por ejemplo, lo que a madera se refiere. De allí que tomó la palabra Fernando Mollo, representante de ventas de IndusParquet en Buenos Aires, quien comentó los detalles de la norma FSC (Forest Stewardship Council), el seguimiento más importante desde la plantación de los bosques hasta el producto final de madera.

“En IndusParquet utilizamos totalmente madera de bosques reforestados, según lo que indica la FSC. En la Argentina hay una sola fábrica que cumple la norma y en uno solo de sus productos. Nosotros trabajamos maderas nativas brasileñas, maderas exóticas certificadas que aquí no las hay. Llevamos ya entre 15 a 20 años trabajando sobre la cadena que va del bosque al producto final. Seleccionar proveedores en el tema de pisos es difícil sobre todo si se trata de temas naturales. Por otra parte, para dar pronta respuesta a las necesidades de las obras, mantenemos los stocks altos en el país”, explicó Mollo a los presentes.

“La madera de bosques renovables, los cambios en la iluminación que deja de ser incandescente, el aprovechamiento de los metros es parte de esa cultura sustentable de la que hablamos…”, aseguró Neumann.

“En cuestión de pisos también hemos elegido el Ecosurface de Karavell, son fantásticos pero no nacionales. Tienen gran variedad de colores”, manifestaron.

“La decisión de hacer un lugar sustentable tiene que ser tomada, en forma conjunta, entre el desarrollista y el contratista para conseguir el resultado buscado”

Y la responsable de Karavell explicó las ventajas de este tipo de solado: “están hechos con neumáticos reciclados a los que se adiciona color. ECORE es una empresa líder en el mercado norteamericano especializada en pisos de goma, que utiliza el 100 % de los desechos de neumáticos del país, material de caucho reciclado, lo cual contribuye con la ecología y medio ambiente (otorgando hasta 9 puntos en el certificado LEED). Vienen en grosores y colores muy diversos, son de fácil colocación y mantenimiento, altamente resistentes, e ideales para el uso institucional, corporativo, comercial...”


De vuelta en el tema matriz del momento, la eficiencia de las construcciones, Tarquini contó varias experiencias: “El problema es cuando los costos de los productos sustentables juegan en contra. Fue el caso en una obra importante, hotelera, en la que el arquitecto pidió controlar el tema sustentable de cada material a través de la Universidad de Buenos Aires. Nosotros certificamos desde la cantera, desde la extracción misma del material. Se bajaron las cantidades de pigmento, de cemento, se le aportó más cal que es un material amigable con la naturaleza. Pero cuando el producto llegó a la obra, compitió por precio. Fue un excelente análisis previo, pero después, pesó más otra cosa”.

“Es que la decisión de hacer un lugar sustentable tiene que ser una decisión común del desarrollista y el contratista”, resaltaron los socios del estudio. “Sí, tiene que ver con la conciencia social también. Basta mirar el proyecto del centro de interpretación para la pingüinera de Punta Tombo donde se buscó el impacto mínimo. El revestimiento tenía que ser parte del entorno. Por eso, desarrollamos en los laboratorios la fórmula y luego, para acortar las distancias y hacerlo sustentable, el producto se elaboraba en el lugar. Chubut entendió el mensaje”, completó Tarquini.

“Por suerte, es una tendencia creciente. Con el tiempo, atenuará el impacto sobre lo que hacemos. Es hasta que la norma se asiente. El espíritu es bueno más allá de las certificaciones o no que se otorguen. Mientras, las nuevas generaciones nos van imponiendo otra forma de pensar y actuar en consecuencia con esta idea”, subrayó la arquitecta Kohn.

“Por suerte, lo sustentable es una tendencia creciente. Con el tiempo, los costos más altos atenuarán el impacto, es hasta que la normativa se asiente” (NK)


“Sería bueno trabajar más en conjunto entre proveedores y estudios para hallar un equilibrio entre costos y calidades deseadas. Así, los resultados son mejores para todos” (Rheem)

En relación al tema del costo y la calidad, Jovanovich aportó que “sería bueno trabajar más en conjunto entre proveedores y estudios. Todos quedamos mejor si el producto da buenos resultados y si llegamos a un acuerdo encontrando el elemento ideal para cada obra”.

“En nuestro caso, los productos de ingeniería, sustentables, son paradójicamente más baratos”, apuntó Mollo, mientras compartía muestras de decks y pisos entre los asistentes. “Para los pisos ingenieriles se utiliza el cuerpo de madera que se quemaba y una lámina de lapacho por encima, pulible. Entonces, es una composición de madera recuperada más madera maciza. La durabilidad está estimada en 30 años o más. No hay necesidad de que sean completamente macizos. De hecho, así es más estable. Al ser especialistas en pisos, contamos con un área técnica que visita las obras, observa la composición de la carpeta, las condiciones para instalar el piso. Es un producto natural y como tal requiere sus cuidados. Es crucial prever la reacción del producto porque al garantizarlo, tenemos que ocuparnos de lo previo”.

En el caso de Tarquini, están trabajando con productos a la cal, como Grasello e Intónaco, y reemplazando pinturas y revestimientos plásticos, para ayudar al medio ambiente. “Debemos hacer un ejercicio amplio en el adiestramiento sobre el uso de estos materiales y a nivel del personal, para que los incorporen en la tarea cotidiana. Y por otro lado, estamos ahora teniendo que generar soluciones y abastecer a un mercado que precisa reparar lo mal construido de los últimos veinte años. Es tiempo de redescubrir productos”, subrayó. Por su parte, Magdalena de Rheem, se lamentó de que el agua caliente no sea un tema que se considere demasiado, excepto en hotelería donde sí es central (por cantidad y calidad). “Pero a veces, por precio, se instalan otros sistemas que no rinden para el tipo de obra”.

“Es complejo esto de ofrecer un buen producto y competir en obra, por precio, con otros que tienen igual imagen pero no ofrecen algo bueno”, agregó Alan Bahamonde, de ventas de Decibel Sudamericana, especialistas en ingeniería acústica.

“Cualquiera sea el producto fonoabsorbente o fonoaislante aplicado, es importante que el cliente aprenda a especificar en la concepción del proyecto qué nivel de privacidad acústica desea” (Decibel)

“Nuestros productos se destacan por tener dentro de sus componentes una materia prima llamada overlay, exclusiva de Fórmica, que es lo que da mayor durabilidad y resistencia en sus aplicaciones” (Formicolor)

Además de materiales fonoabsorbentes, fonoaislantes y servicios de ingeniería acústica, ofrecen perfiles y paredes móviles acústicas, de origen canadiense. “Tratamos de hacer producción nacional pero no se acerca a la calidad internacional. Los extruidos se pueden lograr pero el anodizado no tiene la calidad y resistencia deseadas aquí. Existen, de todos modos, las dos líneas porque a veces manda el precio”, comentó. Para Bahamonde, lo importante es que el cliente recuerde extender la necesidad acústica por encima del perfil. “Atenta contra el producto si esto no se tiene en cuenta, así como no se observa el tema de burletes en las puertas o como acompaña el resto del ambiente al resultado acústico”, recomendó.

Para Neumann, no siempre el cliente aprecia desde el vamos la acústica. “Pero entendemos que desde la concepción es un tema central para oficinas”, remarcaron. “Proponemos también Barrier de PVC con agregados minerales, una barrera acústica que sirve incluso para interiores de placas de yeso. Cualquiera sea el producto utilizado, lo vital es especificar el nivel de privacidad que el cliente desea”, comentó el representante de Decibel, frase que siguió, risueña, con una anécdota del estudio de arquitectos: “Un cliente corporativo nos pidió que quería entrar a gritar los goles de su equipo a la sala de reuniones y que nadie se diera cuenta desde afuera”.

“Hay quienes se conforman con que no se entienda lo que se habla y otros, desean que no se escuche nada. Es importante también tener en cuenta las aberturas, la buena burletería en las puertas, para complementar el sistema. Por eso estamos elaborando ahora sellos O”, agregó Bahamonde.

Por su lado, González Ruiz, de Formicolor, comentó, de su portfolio, cuál es el producto más recomendado para oficinas cuando se habla de paneles divisorios. “Se trata del laminado TS estructural interior, es un material compacto, que no requiere material de base, y que se fabrica en espesores de 2mm en adelante. Puede ser simple faz o doble faz, es lo que hoy es más aconsejable para oficinas. Mientras que, en lo que locales comerciales se refiere, los más pedidos son los laminados standard, el que luego de acuerdo al producto final se le indica al consumidor cuál debe llevar, si espesor 0.6 ó espesor 0.8mm, o qué acabado es más conveniente (brillante, semi mate o texturado)”, mencionó.

“Nuestros productos se destacan por tener dentro de sus componentes una materia prima llamada overlay que es lo que permite mayor durabilidad y resistencia del producto. Este componente en Argentina solo lo contienen los laminados marca Fórmica”, agregó González Ruiz.

Para redondear el tema sustentable en relación a los costos, Kohn tomó la palabra: “si se toma desde la hora cero del proyecto, el impacto de certificar LEED sobre los costos no es exorbitante. Si incorporás elementos sustentables, los consumos posteriores serán menores y así el cliente irá aprendiendo las ventajas de invertir en este sentido”.

Profesional y cliente
“Sentimos que es importante enseñar desde el profesional de un rubro a su cliente e incluso hacer docencia con los estudios de arquitectura. Las obras chicas para nosotros dan más trabajo que las grandes, porque implican tratar directo con el cliente. La alfombra es lo último: y es el momento en que hay que hacer psicología con el cliente”, señaló risueña Karagozlu.

“Dejamos de ser una industria de alfombras y viramos hacia una empresa de revestimientos de pisos, asociados con empresas del exterior con producto diferencial” (Karavell)

“Estamos ahora teniendo que generar soluciones y abastecer a un mercado que precisa reparar lo mal construido de los últimos veinte años. Es tiempo de redescubrir productos” (Tarquini)

Saber decirle que no a un cliente, con buenas razones, es parte de la responsabilidad profesional, destacaron todos. Incluso, termina generando confianza. “En el estudio tratamos de rodearnos de proveedores y gente de servicio postventa, que complementen el producto”, dijo Neumann.

“En cuanto a servicio, damos todo tipo de información técnica al profesional, la que incluye catálogo de muestras y carpetas técnicas; se han dado casos donde nos piden alguna especificación puntual de algún producto la que armamos a pedido como así también muestras de tamaño más grande que lo habitual”, comentaron en Formicolor.

“El mundo tiende a nuevas formas de eficiencia. Por eso estamos desarrollando un termotanque solar apuntando claramente a la eficiencia energética. Abocados al retail por tantos años, ahora estamos abriendo un departamento de atención para arquitectos. Queremos mantener un contacto más fluido, convocar arquitectos a charlas y que tengan información a mano de parte de Rheem para defender el producto ante el cliente”, destacó Jovanovich.

En Karavell, también tienen su departamento de obras. “Dejamos de ser vistos como industria de alfombras y viramos hacia el concepto de que somos una empresa de revestimientos de pisos. Estamos asociados con empresas del exteriores en productos que no podemos hacer aquí. Traemos alfombras modulares, el Ecosurface de goma. Nuestro rubro es el servicio”, realzó. Una frase final redondeó la idea de todos: la calidad y la sustentabilidad empiezan a ser preciadas por el cliente. En hora buena.

No hay comentarios: