miércoles, 6 de octubre de 2010

La historia y la vanguardia, unidas


Aprovechando la cáscara histórica de La Defensa, Casa FOA se nutre de ideas que combinan lo clásico y lo moderno, con mucha tecnología, cocinas originales y propuestas con masculinidad. Hasta el 14 de noviembre

La Defensa sorprende con una fachada histórica intacta, reivindicando el patrimonio y otorgándole una nueva vida en interiores que serán, post Casa FOA, oficinas y lofty suites (viviendas personalísimas, descontracturadas, urbanas, con la convivencia exquisita de pasado y futuro). Este desarrollo de GO Real Estate alberga los 36 espacios de FOA 2010, empezando por un lobby que recibe con delicias firmadas por Pablo Massey en La Panadería de Pablo. Si se sigue por la planta baja, pasando el patio intermedio hacia el cuerpo moderno del edificio, habrá otros dos puntos que, para comenzar, son obligados: la reinterpretación de sillas con los sentimientos del Bicentenario (que inspiró fuertemente esta edición de la muestra de arquitectura y decoración) en manos de diversos artistas; y el auditorio creado por Nidolab y The Wow Factor que invita a los sentidos: de la mano de lo artesanal, sus paredes de melamina se calaron para entramar tubos de algodón rellenos de microperlas de telgopor y así acustizar el ambiente. Una cascada de hojas blancas de género de PVC llaman a la curiosidad para mirar hacia adentro y convidan con sillones de Amistad o Nada, el proyecto social que llevan adelante los carpinteros de la Villa 31 con pallets reciclados.

Esa conciencia social y verde se replica en algunos espacios, como la cocina “for rent” que crearon María Zunino y Geraldine Grillo con una pared transformada en huerta orgánica de especias y hortalizada. “Es un nuevo concepto, donde un cocinero agasaja a sus amigos o da una clase. Es un espacio compartido donde una caja de vidrio aísla a los comensales del calor y los olores pero, a la vez, convierte a la cocina en el protagonista, como un artista en su escenario, sobre una gran mesada central de mármol estatuario”, detalla Grillo. Otro must es la pared que puntualiza, gráficamente, las reglas del lugar. “Se pensó en un uso responsable, eco-friendly”, agrega. Otra cocina que llama la atención es la de Alfred Fellinger y los nuevos electrodomésticos All Black de Whirlpool, bordeados de azulejos blancos modulados en 15x15.


Diana Gradel, como siempre, convoca con su propuesta que este año es un espacio de relax, tipo family, absolutamente longitudinal, pronunciando esa condición con un sillón de pana que termina en chaise-longe; lámparas cúbicas que coinciden con mesas bajas en la misma disposición, y paredes revestidas con MDF ruteado que forma una gran caja acústica para albergar la tecnología del entretenimiento.

El spa del estudio López + Penas pone de manifiesto el arribo definitivo de las tendencias del bienestar en pequeños módulos individuales de sauna, ducha escocesa, masajes y gym, donde la madera cobra el rol vital de la calidez. En el caso de los baños públicos, la firma Roca eligió al estudio Galvez Autunno para recrear las raíces tangueras y el arte callejero en una caja dentada de melamina color laricina, que recuerda los pliegues del bandoneón. Vale la pena ver su perspectiva.

Impacta la cava, pequeña pero potente, de Marcelo Jouliá: una estructura de madera laqueada revestida en paneles de Knauf, como un nido repleto de botellas bien argentinas, y una sensación de sobriedad iluminada desde el suelo, por debajo del mármol translúcido. El loft joven, con una gran gigantografía, ganador de la Beca Casa FOA, de Coluccio y Artigala; el comedor artístico y geométrico de Flavio Dominguez con las obras de Nushi Muntaabski y un piso de venecitas barrocas sorprendente; la suite tan masculina como porteña de Gutman-Lehrer y Walter Russo son otros espacios que hay que visitar. Y sin duda, llegar hasta la terraza, para admirar el jardín creado por Marta Carena para dar marco a la cúpula de San Francisco, casi al alcance de la mano.

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