viernes, 3 de septiembre de 2010
Medidas para respirar tranquilo
El Ing. Pablo Sarfiel, gerente de Producto y Marketing de la División Aire Acondicionado Central de BGH elaboró este informe sobre la calidad de aire interior
El inicio de la problemática de la calidad de aire interior se encuentra en los ambientes cerrados, producto de la hermeticidad de los edificios comerciales, para generar menores costos en el uso de la energía. Escuelas, restaurantes, edificios de oficinas, shoppings, no están inmunes a la polución del aire ambiente interior.
La hermeticidad genera una limitación en la renovación de aire, que provoca lo que se ha denominado “Síndrome de Edificios Enfermos”, con los consecuentes problemas de salud que esto ocasiona a las personas.
En estos ambientes cerrados hay partículas contaminantes en el aire que respiramos: partículas materiales (polvo, tierra, ceniza), contaminantes biológicos (hongos, mohos, virus, ácaros del polvo), VOC’s componentes volátiles orgánicos (formaldehídos), químicos del aire (dióxido de nitrógeno, CO, O3) y radón.
Los responsables del mantenimiento de edificios tienen un trabajo por resolver: la climatización es responsable del 30 al 70% del consumo de los recursos de energía, por ello es importante controlar la utilización y gasto de la energía manteniendo las condicionales ambientales dentro de los parámetros de funcionalidad y confort, pero ahora también, sumándole soluciones que permitan mejorar la calidad de aire que respiran las personas que los habitan.
Soluciones
Como en todo proceso complejo, las estrategias son a largo plazo y con mayores probabilidades de éxito cuando su eje se centra en el respeto por la vida y el medio ambiente. La construcción sustentable, además de contar con el equipamiento adecuado, debe ser acompañada en la práctica por la realización de pequeñas tareas cotidianas. Entre los primeros pasos adquiere vital importancia la ventilación, con el objetivo de diluir la concentración de contaminantes; acto seguido, la limpieza de los filtros de los equipos de aire para eliminar partículas y remover contaminantes biológicos; y por último, el constante monitoreo de la situación de cada espacio en particular, para definir luego acciones correctivas.
A partir de los tres pasos mencionados previamente, se desprenden diversas acciones concretas: apagar los sistemas de aire acondicionado en lugares vacíos; reducir pérdidas de aire; apagar ventiladores de extracción cuando no sea necesaria su utilización; sellar y reparar pérdidas de aire en los ductos; mejorar controles de temperatura ambiente; refrigerar utilizando el aire exterior; hacer mantenimiento de los sistemas de aire acondicionado; y sellar conexiones o ductos al aire exterior que no se utilicen.
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