jueves, 5 de agosto de 2010

Lenguaje de muros impactantes



La diseñadora de interiores francesa Natacha Froger dejó su sello futurista, ecológico y artístico en Buenos Aires, con la decoración del primero hotel Novotel de la ciudad, sobre la Avenida Corrientes


Fiel a la cadena hotelera Accor, la diseñadora de interiores francesa Natacha Froger llegó al Novotel de Buenos Aires para dejar su impronta, a través de un mensaje tan moderno como ecológico en sus 12 pisos.

Como material protagónico para este hotel de 4 estrellas superior, destinado a viajeros de negocios y familias, se eligió el aluminio laminado de color negro, que le aporta, de por sí, una personalidad futurista. Sosteniendo esta idea, las 127 habitaciones y dos suites de mayor metraje, suman servicios tecnológicos: conectividad mediante un Media Hub que permite unir audio, Ipod, cámaras, la Wii o la computadora personal a la pantalla LCD de la habitación; juegos lumínicos y una concepción integradora del espacio sanitario, vinculado visualmente a la habitación.

El lobby es otro de los sectores por admirar. Se creó una gran escalera de vidrio y acero que cuelga mediante tensores de una lucarna plana acristalada de 9 metros de lado para unir el sector público de la planta baja y un entrepiso planificado para salones y salas de reuniones más un business center. Es allí donde las grandes imágenes comienzan su juego con un mural fotográfico de pared a pared y de piso a techo, bautizado como “el Muro Tanguero”, en blanco y negro, de gran potencia visual para coronar el espacio de paso previo a los eventos o convocatorias de trabajo.

Para el front desk, Froger pensó en un escritorio apaisado y transiluminado, de líneas netas que propone la direccionalidad del espacio hacia una Barra in and out door, desde donde sale el café y los tragos del after office. Esta barra es un tronco piramidal invertido, también totalmente transiluminado, con una bóveda lumínica hecha con cilindros acrílicos transparentes que actúan como enormes fibras ópticas. Detrás, la piscina se destaca por su plano de fondo que la contiene en el verde de 21 especies de plantas montadas en 378 macetas para dar forma al Eco-Muro medianero mantenido por riego por goteo y con detector de lluvias. La imagen final compositiva es poderosa y consigue airear el ambiente agitado de la calle Corrientes.

Es tal la importancia de este muro vegetal que dió nombre al restaurante (Patio #378) que también eligió como recurso decorativo a los árboles, en este caso, mediante una anamorfosis con la imagen de un árbol visto desde un punto fijo específico que abarca piso, muros, muebles y cielorraso. Si bien puede interpretarse como una figura sola, también sus porciones fragmentadas, al desplazarse, invitan a distinguir figuras abstractas, obras en sí mismas.

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